Escritos para el recuerdo
recuerdos que escribir,
sentimientos que pasan como el tren en una ciudad.
Vergüenzas que ocultar, celos que renacen
lagrimas que caen sobre las baldosas, de una cruel verdad.

Pensamientos escondidos, o gritando el sentir
penas que no son penas, pero que duelen sin saber partir
vidas que se van, gente que esta sin aprender a vivir,
sentir un sentimiento encontrado atrás de un sofá.

Amor condenado sin corresponderse jamás,
felicidad inexplicable por un minuto no más
alma en pena que rodea los bosques de la soledad,
atardeceres pasajeras como algo simple y especial.

Respirar solo un momento, sin saber que es esencial
y buscar algo tan simple que es imposible de verdad,
solo queda la ultima condena que es saber esperar,
el tiempo juega su juego y no te deja opinar.

Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche , que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor, y un símbolo,

ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.

También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.

Mírame despacio,
sin caprichos...
sin engaños...
sin peros...
sin te amo...

Dame tu mano
dibuja en mí
lo mas hermoso,
Demuestramé
que haz llegado.

No me pidas
que mañana vuelva,
mientras me vas
dibujando,
No me pidas imposibles,
ambos estamos condenados.

Solo respira mi aire
y arráncalo de mis manos,
solo dame tu pasión,
Y sigamos jugando

trazar
cada uno el mapa de su audacia
Aunque nos olvidemos
de olvidar
seguro
que el recuerdo nos olvida
Obedecer a ciegas deja
ciego
crecemos
solamente en la osadía
Solo cuando transgredo alguna
orden
el futuro
se vuelve respirable
Todo mandato es minucioso
y cruel
me gustan
las frugales transgresiones.

Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué,
aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él!

Del altar que le alcé en el alma mía
la voluntad su imagen arrojó
y la luz de la fe que en ella ardía,
ante el ara desierta se apagó.

Aún turbando en la noche el firme empeño
vive en la idea la visión tenaz...
Cuándo podré dormir con ese sueño
en que acaba el soñar!