lunes, 21 de diciembre de 2009


Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeño
que reflojo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!

Se muere el universo de una calma agonía
sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde.

Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.

Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.

martes, 1 de diciembre de 2009


Tengo días de tormenta, esos días que los sentimientos que duelen se juntan en el medio del pecho, esos días que duelen un poco más, sintiendo miedo de que sea él quien me devore. Pero sigue habiendo millones de días más, para seguir descubriendo esas enormes simples cosas que llegan a la vida como rayo de sol, para penetrar esa gran nube que oscurece a veces al corazón, ese que se esconde entre los muros por miedo a sentir lo que siente, aunque de a poco va descubriendo lo profundo que se siente a corazón abierto. Ella teme, teme por esos viejos machucones que lo dejaron sin aliento, pero aun siente... siente el latir del amor cada mañana, que lo despierta para acompañarlo a galopar. Esta vida a veces te hace tambalear, con ese frío de humanidad que transita las veredas de este mundo, aun así elijo sentir, para vivir a corazón en mano, dispuesto a sentir amor hasta el fin del infinito.