domingo, 29 de noviembre de 2009


A pesar de lo que puedas creer, los sucesos no son reversibles. El hecho de que hayas podido entrar, no significaba que puedas salir; las entradas no se convierten en salidas, y nadie te garantiza que la puerta por la que entraste hace apenas un minuto esté aún allí cuando la busques un instante después. Así son las cosas en la ciudad, cada vez que crees saber la respuesta a una pregunta, descubres que la pregunta no tiene sentido.

1 comentario:

  1. Un texto muy fatalista, aunque por eso no menos cierto. Con todo, prefiero pensar que la salida está en uno y no en las puertas.
    Un abrazo.

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